Un aspecto importante de la alimentación infantil está relacionado con la adquisición de habilidades por el niño o niña, que le serán útiles para su propia autonomía como beber de un vaso, comer con cuchara, con los dedos, manipular y roer alimentos sólidos, estar en la mesa con el resto de la familia, etc.
Además, las comidas son oportunidades para la comunicación. Por eso conviene sentarse junto al niño o niña al que se está alimentando, ofrecer los alimentos de forma calmada y positiva, permitir que experimente, y estar atentos a sus señales de saciedad.
Entre el primer y el segundo año de vida se produce una etapa de transición entre la alimentación “de bebé” y las comidas familiares normales.
A partir de los 18 meses, los niños y niñas de esta edad son poco proclives a las “buenas maneras” a la hora de comer. Su conducta parece “caprichosa” ante los ojos de los adultos. Sin embargo, es completamente normal dado que no tienen mucho apetito, a partir de los 18-24 meses disminuye notablemente la necesidad de energía para el crecimiento, puesto que éste es más lento.
Pero sobre todo explorar personalmente todo lo que tocan, incluida la comida, y también necesitan practicar. Las habilidades no se adquieren de golpe, sino de forma progresiva, seguramente después de varios intentos.
Sin embargo, es completamente normal desde el punto de vista evolutivo dado que:
– No tienen mucho apetito. A partir de los 18-24 meses disminuye notablemente la necesidad de energía para el crecimiento, puesto que éste es más lento.
– Tienen una necesidad imperiosa de explorar con sus propios sentidos todo lo que tocan, incluida la comida.
– La experimentación constituye un incentivo y por tanto es mejor utilizarla “a favor” que oponerse y tratar de imponer reglas.
– El juego para ellos es una obligación y una necesidad, puesto que constituye la mejor manera para aprender.
– También necesitan practicar. Las habilidades no se adquieren de golpe, sino de forma progresiva, seguramente después de varios intentos.
Ideas prácticas a la hora de comer
– Conviene estimularles a que coman por sí solos, aunque sea con los dedos. Para eso es mejor utilizar alimentos que sean semisólidos: plátanos, tortas de maíz, pan en trocitos, arroz cocido…
– Aunque sea más lento, o haya que limpiar después, conviene permitir que el niño o niña emplee sus habilidades.
– Es adecuado permitir un cierto margen de elección con la comida.
– No hay que enfadarse si se manchan la ropa, si tiran comida o si derraman algo. No es voluntario. Por su edad no tienen aún la capacidad de controlar todos sus movimientos de forma perfecta. Pero se les puede ir enseñando cómo se limpia.
– Si tira la comida de forma reiterada, posiblemente sea un juego y también la señal de que ya no quiere comer más.
– Las porciones deben ser adecuadas a la edad. Se deben ofrecer porciones pequeñas, con la posibilidad de pedir más si tiene más hambre. En caso de que quieran menos o no quieran, no se le debe forzar en modo alguno, ni con trucos, recompensas o sobornos, y por supuesto sin castigos, enfados ni humillaciones.
– No conviene premiarles para que acaben rápido de comer, y a quienes lo hacen, se les debe entretener charlando entre bocado y bocado, sin alentar a que acaben en primer lugar.
– Es aconsejable desconectar la televisión durante las horas de comer y aprovechar para charlar en familia. La tele atrapa la atención de niños y niñas y dificulta que aprendan a comer por sí solos. Por otra parte, cuando se come con la vista puesta en la televisión, se suele comer más cantidad de la necesaria.
– Padres y cuidadores deben reconocer y responder a las claves de hambre y saciedad de cada niña o niño, tanto verbales como no verbales, por ejemplo, irritabilidad e inquietud como señales de hambre; volver la cabeza, rechazar la comida, dormirse o
querer jugar como señales de saciedad).
También conviene recordar algunas cosas que no se deben hacer:
– El abuso del consumo de alimentos azucarados tales como zumos o refrescos o batidos, especialmente entre horas. Es un riesgo para sus dientes, puede impedir que coman otros alimentos más nutritivos y puede producir trastornos nutricionales.
– Como norma general no se recomienda utilizar sal en las comidas.
– Premiar con dulces, regalar chucherías. Para los niños y niñas de cualquier edad, el mejor regalo o premio es la atención sincera de una persona adulta, que le dedica unos minutos, un poco de charla, un cuento, una broma, le enseña un juego, o le muestra cómo es el mundo a su alrededor.
María José Martín
Maestra de Educación Infantil